Sentir un dolor en el lado derecho del abdomen puede despertar desde una ligera preocupación hasta un pánico inmediato. Es una sensación que aparece en personas de todas las edades y que puede deberse a causas tan variadas como benignas o potencialmente graves. En este artículo vamos a recorrer, con un estilo conversacional y claro, las alternativas diagnósticas que conviene conocer cuando hablamos de dolor abdominal derecho, qué pistas buscar en la historia clínica y la exploración, qué pruebas suelen utilizarse y cuándo hay que pedir ayuda urgente. La intención no es sustituir una consulta médica, sino armarte con conocimiento práctico y comprensible para que sepas orientar la situación y hablar con más claridad frente a un profesional de la salud.
Abordaremos tanto las causas más frecuentes como aquellas menos comunes pero relevantes, repasaremos diferencias según edad y sexo, y describiremos señales de alarma para no retrasar una consulta. Además, incluiremos tablas comparativas y listas prácticas para facilitar la lectura y la memoria. Quiero que, al terminar de leer, tengas un mapa mental de las posibles causas del dolor abdominal derecho y de las preguntas clave que cualquier médico te hará para llegar al diagnóstico.
Por qué el dolor en el lado derecho merece atención
El abdomen derecho alberga varios órganos con funciones distintas: desde porciones del intestino hasta el riñón, la vesícula biliar, el hígado, y en mujeres órganos reproductivos como ovario y trompa. Esa densidad anatómica hace que un mismo síntoma —dolor en la misma área— pueda esconder condiciones muy diferentes en origen y gravedad. Un dolor brusco e intenso puede necesitar intervención en minutos u horas, mientras que un dolor crónico e inespecífico puede requerir estudios prolongados y un abordaje multidisciplinario.
Además, la sensación de dolor puede ser referida (producida en otra región) o superficial, visceral o parietal, y cada tipo aporta información diagnóstica importante. Comprender estas distinciones te ayudará a describir mejor lo que sientes y a priorizar la atención. Lo esencial es no minimizar el dolor persistente ni postergar una evaluación cuando aparecen signos como fiebre, vómitos persistentes, sangrado o dificultad para respirar.
Anatomía funcional relevante del cuadrante abdominal derecho
Antes de listar diagnósticos, conviene recordar las estructuras más importantes del cuadrante abdominal derecho y su relación con el dolor. En la parte superior derecha se encuentran hígado, vesícula biliar y porción del diafragma; en la parte media y baja se sitúan el colon ascendente y el ciego (donde se origina el apéndice), además del uréter derecho y el riñón derecho más atrás. En mujeres, el ovario y la trompa derechos ocupan la región pélvica y pueden causar dolor que se percibe en el abdomen bajo derecho.
Esta mezcla de estructuras explica por qué el mismo punto de dolor puede indicar condiciones tan diversas como una colitis, una colecistitis o una torsión ovárica. A nivel clínico, los médicos dividen el abdomen en cuadrantes o regiones para orientar el diagnóstico: hipocondrio derecho, flanco derecho, fosa ilíaca derecha, etc. Identificar con precisión la localización del dolor, su irradiación y los movimientos que lo modifican son claves para afinar sospechas.
Causas más comunes y primeras alternativas diagnósticas
Cuando alguien consulta por dolor abdominal derecho, hay una serie de diagnósticos que suelen considerarse primero por su frecuencia. Aquí los describimos con sus características habituales, qué suele acompañarlos y por qué aparecen.
Appendicitis (apendicitis aguda): Es una de las urgencias abdominales más conocidas. Se presenta con dolor inicialmente periumbilical o difuso que luego localiza en la fosa ilíaca derecha, acompañado de anorexia, náuseas o vómitos y, frecuentemente, fiebre. La sensibilidad al tacto, la rigidez abdominal y los signos de irritación peritoneal orientan al diagnóstico. Sin embargo, su presentación puede variar y, a veces, el dolor aparece en localizaciones atípicas según la posición del apéndice.
Colecistitis/colelitiasis: Los problemas de vesícula biliar —como piedras (colelitiasis) o inflamación (colecistitis)— suelen provocar dolor en el hipocondrio derecho que puede irradiarse a la espalda o al hombro derecho. El dolor a menudo es intenso, de comienzo tras comidas grasas y puede asociarse a náuseas, vómitos y fiebre en la colecistitis. La ecografía abdominal es la prueba inicial más útil para visualizar cálculos y signos de inflamación vesicular.
Cólico renal / litiasis ureteral: Las piedras en el riñón o en el uréter suelen causar dolor de inicio brusco y muy intenso, que a menudo se acompaña de náuseas y vómitos y puede irradiarse hacia la ingle. La orina puede mostrar sangre (hematuria). La localización depende de la posición y el trayecto de la piedra; el dolor renal puede confundirse con dolor abdominal lateralizado derecho.
Otras causas abdominales frecuentes
Diverticulitis o enfermedad inflamatoria intestinal: Aunque clásicamente la diverticulitis afecta más el lado izquierdo, la enfermedad de Crohn puede producir dolor en el lado derecho si compromete el íleon terminal. Este dolor puede ser crónico o recurrente y estar acompañado de cambios en el hábito intestinal, pérdida de peso o sangre en heces.
Infección urinaria y pielonefritis: Una infección de las vías urinarias bajas puede causar dolor suprapúbico, pero cuando la infección asciende al riñón (pielonefritis) suele dar dolor lumbar o en el flanco, fiebre y malestar general. En personas con comorbilidades, como diabetes, la presentación puede ser atípica y el cuadro más severo.
Problemas hepáticos: Hepatitis, abscesos hepáticos o congestión hepática pueden provocar dolor en el hipocondrio derecho, a menudo acompañado de ictericia, náuseas y alteraciones analíticas en pruebas de función hepática.
Causas ginecológicas: por qué el dolor abdominal derecho también puede ser ginecológico
En mujeres en edad reproductiva, el dolor abdominal derecho puede tener origen ginecológico y a veces es urgente. Entre las alternativas más importantes se encuentran el embarazo ectópico (embarazo fuera del útero, que puede presentarse con dolor y sangrado), la torsión ovárica (dolor súbito, intenso y progresivo que compromete la vascularización del ovario) y la ruptura de quistes ováricos (que puede causar dolor agudo y hemorragia interna).
Otras causas menos agudas como la enfermedad inflamatoria pélvica (infección de las trompas y órganos vecinos), endometriosis o dolor ovulatorio (mittelschmerz) también pueden producir molestias en el lado derecho. Por eso, ante dolor abdominal en una mujer en edad fértil, siempre se solicita una prueba de embarazo y, si procede, ecografía ginecológica para visualizar los ovarios y la gestación.
Diagnósticos torácicos que se presentan como dolor abdominal derecho
No hay que olvidar que ciertas patologías torácicas pueden referir dolor al abdomen derecho. Una neumonía en el lóbulo inferior derecho, la pleuritis o un infarto de miocardio con dolor irradiado pueden simular un problema abdominal. En especial, la neumonía puede dar dolor abdominal en niños y ancianos más que en adultos jóvenes, y suele acompañarse de tos, fiebre y signos respiratorios.
Además, la hernia diafragmática o la presencia de cálculos biliares que irritan el diafragma pueden causar dolor que se confunde con un origen abdominal. Es por esto que el examen clínico debe incluir auscultación pulmonar y valoración cardiaca cuando los signos lo sugieran.
Causas musculoesqueléticas y dermatológicas
No todo dolor abdominal proviene de órganos internos. Contracturas musculares, lesiones de la pared abdominal por esfuerzo, traumatismos o neuralgias intercostales pueden producir dolor focal en el lado derecho que empeora con el movimiento o la palpación de la musculatura. Además, el herpes zóster en fase inicial puede manifestarse como dolor en la zona antes de aparecer las clásicas ampollas; este dolor sigue un trayecto en banda (dermatómico) y es típico en personas mayores o inmunocomprometidas.
Reconocer un origen de pared abdominal evita exploraciones innecesarias y orienta a tratamientos específicos. La palpación focal, la maniobra de Valsalva y determinar si el dolor se modifica con la postura ayudan a diferenciar causas parietales de causas viscerales.
Tabla comparativa: signos, características y pruebas iniciales
Para sintetizar, la siguiente tabla muestra una comparación práctica entre las principales causas del dolor abdominal derecho, sus características más habituales y las pruebas iniciales que suelen solicitar los médicos. Esta tabla no sustituye una evaluación clínica, pero sirve como guía educativa.
Diagnóstico | Localización típica | Características del dolor | Signos acompañantes | Pruebas iniciales |
---|---|---|---|---|
Apendicitis | Fosa ilíaca derecha | Inicia difuso, migra; progresivo | Fiebre, vómitos, anorexia, defensa | Analítica (leucocitos), ecografía/TC abdominal |
Colecistitis/colelitiasis | Hipocondrio derecho | Periescapular, tras comidas grasas | Náuseas, vómitos, a veces fiebre | Ecografía abdominal, pruebas hepáticas |
Cólico renal / litiasis | Flanco derecho, irradiación a ingle | Intenso, cólico | Hematuria, náuseas, sudoración | Ecografía renal, TC sin contraste, analítica y ACR |
Pielonefritis | Flanco/dorso derecho | Dolor sordo o intenso | Fiebre alta, escalofríos, disuria | Urocultivo, analítica, ecografía si absceso |
Embarazo ectópico | Fosa ilíaca o hipogastrio | Intenso, súbito posible | Sangrado vaginal, prueba de embarazo positiva | Prueba de embarazo, ecografía transvaginal |
Torsión ovárica | Fosa ilíaca derecha | Dolor súbito e intenso | Náuseas, vómitos, sensibilidad ovárica | Ecografía doppler ginecológica urgente |
Neumonía inferior | Hipocondrio derecho (referido) | Dolor pleurítico, aumenta con la respiración | Tos, fiebre, crepitantes a la auscultación | Radiografía de tórax, examen clínico |
Herpes zóster | Distribución dermatómica | Dolor en banda, quemante | Aparición de vesículas en días | Examen clínico, historial de vacunación |
Urgencias y señales de alarma: cuándo acudir ya al servicio de emergencias
Algunas situaciones requieren valoración urgente o inmediata. Si el dolor abdominal derecho viene acompañado de cualquiera de los siguientes signos, es imprescindible buscar atención médica sin demora:
- Dolor abdominal súbito, extremadamente intenso o que empeora rápidamente.
- Fiebre alta con escalofríos o signos de sepsis (confusión, hipotensión, respiración rápida).
- Vómitos persistentes que impiden tolerar líquidos o medicamentos.
- Sangrado vaginal anormal en mujeres en edad fértil o sospecha de embarazo ectópico.
- Orina con sangre en grandes cantidades o imposibilidad para orinar.
- Signos de peritonitis: abdomen rígido, dolor que empeora con el movimiento, dificultad para ponerse de pie.
- Traumatismo abdominal reciente con inicio de dolor progresivo.
En estos casos, la demora puede aumentar el riesgo de complicaciones serias, como perforación intestinal, peritonitis, sepsis o pérdida de un órgano por isquemia (por ejemplo, torsión ovárica). Si dudas sobre la gravedad, lo prudente es no esperar y consultar emergencias.
Cómo se investiga el dolor abdominal derecho: historia y pruebas complementarias
El primer paso en cualquier proceso diagnóstico es una buena historia clínica: cuándo empezó el dolor, cómo ha evolucionado, qué lo empeora o alivia, si hay antecedentes personales (cirugías previas, enfermedades crónicas, embarazos), y medicamentos que se toman. También se indaga sobre fiebre, vómitos, cambios en las deposiciones, sangrados, antecedentes de cálculos renales o de vesícula, y factores de riesgo para enfermedades infecciosas o trombóticas.
La exploración física completa incluye palpación abdominal sistemática, búsqueda de signos de irritación peritoneal, evaluación de las hernias, palpación de masas y examen rectal o ginecológico si está indicado. A partir de esa valoración, el médico decide qué pruebas pedir:
- Análisis de sangre: biometría hemática (leucocitos, hemoglobina), reactantes inflamatorios (PCR), función renal, pruebas hepáticas, amilasas/lipasas si se sospecha pancreatitis, hemoglobina y pruebas de coagulación según la situación.
- Análisis de orina y urocultivo: para descartar infección urinaria o hematuria por cálculo.
- Prueba de embarazo en sangre u orina en mujeres en edad fértil.
- Ecografía abdominal y/o transvaginal: útil para vesícula, apéndice en manos expertas, ovarios, embarazo ectópico y colecciones.
- Tomografía computarizada (TC) abdominal: alta sensibilidad y especificidad para apendicitis, diverticulitis, litiasis ureteral y muchas otras patologías; se utiliza con frecuencia en urgencias.
- Radiografía de tórax: cuando se sospecha origen pulmonar o para descartar perforación con aire subdiafragmático.
La elección de pruebas depende de la gravedad, la sospecha clínica y los recursos disponibles. A menudo, el diagnóstico se alcanza combinando historia, exploración y una o dos pruebas iniciales; en otros casos se requieren estudios seriados o manejo multidisciplinario.
Diferencias según edad y condiciones especiales
Los pacientes pediátricos, los ancianos y las mujeres embarazadas requieren consideraciones particulares. En los niños, la apendicitis puede presentarse de forma atípica y la interpretación de exámenes es más compleja; además, las causas infecciosas abdominales son relativamente frecuentes. En ancianos, la presentación puede ser poco llamativa (sin fiebre ni leucocitosis), lo que retrasa el diagnóstico; además, las comorbilidades aumentan el riesgo de complicaciones.
En el embarazo, la anatomía cambia: el apéndice puede desplazarse hacia arriba, lo que modifica la localización del dolor, y hay que priorizar pruebas seguras para el feto (ecografía y, si hace falta, TC con protecciones o RM). El manejo quirúrgico también considera la seguridad fetal. En pacientes inmunocomprometidos las infecciones pueden avanzar rápidamente y las presentaciones ser muy atípicas.
Diagnósticos menos comunes pero importantes
Además de las causas frecuentes ya descritas, existe un grupo de diagnósticos menos prevalentes que conviene tener en mente, especialmente cuando la historia o las pruebas iniciales no encajan con lo esperado. Entre ellos destacan:
- Absceso intraabdominal o subhepático, que puede desarrollarse tras infecciones abdominales y producir dolor continuo y fiebre.
- Enfermedad vascular, como isquemia intestinal o trombosis venosa mesentérica, condiciones raras pero potencialmente graves que suelen presentarse con dolor severo desproporcionado a los hallazgos físicos iniciales.
- Divertículo de Meckel complicado, que puede inflamarse y sangrar, más frecuente en jóvenes.
- Endometriosis con implantes en la superficie peritoneal derecha o quistes endometriósicos que duelen cíclicamente.
- Neoplasias abdominales o retroperitoneales que progresan lentamente y producen dolor crónico.
Estos diagnósticos se valoran cuando la evolución no sigue el curso esperado o cuando las pruebas iniciales son inconclusas. A veces se necesita laparoscopia diagnóstica para aclarar el origen del dolor persistente.
Enfoque terapéutico general y medidas iniciales
El tratamiento depende totalmente de la causa. Para muchas condiciones urgentes, la cirugía o la intervención infecciosa (antibióticos) son decisivas; otras pueden manejarse de forma conservadora con observación, analgesia y reposición de líquidos. Es importante subrayar que el manejo del dolor debe hacerse siempre bajo supervisión médica cuando la causa no está clara, porque en algunos casos la analgesia tópica o sistémica puede enmascarar signos importantes o retrasar la decisión de cirugía.
Medidas iniciales habituales en urgencias incluyen monitorización, control del dolor con analgésicos indicados por el equipo médico, hidratación intravenosa si hay vómitos o deshidratación, y la realización de pruebas diagnósticas prioritarias. En situaciones no urgentes, el manejo puede incluir modificación de la dieta, hidratación, tratamiento de infecciones identificadas y seguimiento ambulatorio con pruebas programadas.
Consejos prácticos para describir tu dolor al médico
Una comunicación clara ayuda mucho a que el profesional de la salud identifique la causa más probable. Algunas recomendaciones sobre qué decir:
- Describe con precisión el inicio: ¿fue súbito o progresivo? ¿Apareció mientras estabas en reposo o tras una comida o esfuerzo?
- Indica la localización exacta y si el dolor se ha movido o irradiado (por ejemplo, al hombro o ingle).
- Relata factores que empeoran o alivian el dolor: la respiración, la postura, la alimentación, el movimiento.
- Menciona síntomas asociados: fiebre, vómitos, diarrea, estreñimiento, sangrado, síntomas urinarios o respiratorios.
- Aporta antecedentes relevantes: cirugías previas, embarazos, cálculos previos, enfermedades crónicas e inmunosupresión.
Si vas a urgencias, llevar una lista de medicamentos y alergias también facilita la atención. En caso de dolor recurrente, anotar una cronología de episodios puede ayudar al diagnóstico diferencial.
Prevención y autocuidado: lo que sí puedes hacer en casa
No todas las causas de dolor abdominal derecho se pueden prevenir, pero ciertas medidas de estilo de vida reducen el riesgo de problemas comunes. Mantener una dieta rica en fibra y evitar comidas excesivamente grasas disminuye la incidencia de problemas biliares y de estreñimiento que pueden complicarse. La hidratación adecuada y hábitos para evitar infecciones urinarias (higiene, micción regular) ayudan a prevenir litiasis y cistitis recurrentes.
Además, para personas con antecedentes de cálculos renales o biliares, el seguimiento médico y medidas dietéticas específicas pueden reducir recurrencias. La vacunación contra el herpes zóster en edad indicada disminuye la probabilidad de episodios severos de neuralgia zosteriana. Por último, consultar tempranamente ante síntomas sospechosos es la mejor forma de prevenir complicaciones graves.
Resumen práctico: listas rápidas para orientar la urgencia y las pruebas
A continuación se presentan dos listas rápidas: una para priorizar causas urgentes que no hay que dejar pasar, y otra para las pruebas que suelen considerarse de primera línea en urgencias ante dolor abdominal derecho.
Causas urgentes que requieren valoración inmediata
- Apendicitis complicada (posible perforación).
- Embarazo ectópico con riesgo de ruptura.
- Torsión ovárica.
- Colecistitis con signos de sepsis o coleperitoneo.
- Litiasis ureteral con obstrucción e infecciones asociadas.
- Isquemia intestinal o perforación intestinal.
Pruebas iniciales recomendadas en urgencias
- Analítica completa (sangre): hemograma, bioquímica, PCR.
- Prueba de embarazo en sangre u orina (si aplica).
- Urocultivo y análisis de orina.
- Ecografía abdominal y/o transvaginal según sospecha.
- TC abdominal si la ecografía es inconclusa o la sospecha es de apendicitis/complicaciones.
- Radiografía de tórax si signos respiratorios o para descartar perforación.
Historias clínicas ilustrativas (breves ejemplos para entender cómo se comportan algunos cuadros)
Casos clínicos breves ayudan a conectar teoría y práctica sin prometer un diagnóstico automático. Imagina:
Paciente joven con dolor periumbilical que migra a fosa ilíaca derecha, vómitos y febrícula: la apendicitis sería la primera sospecha y se pedirían analítica y TC o ecografía según disponibilidad.
Mujer de 30 años con dolor hipocondríaco derecho después de una comida grasosa, náuseas y dolor que se irradia a la espalda: la colecistitis o cólico biliar son alternativas probables; la ecografía sería la prueba inicial.
Varón de 50 años con dolor súbito en flanco derecho, sudación y hematuria: pensaríamos en litiasis ureteral, solicitando analítica, sedimento urinario y TC sin contraste si se confirma la sospecha.
Estos ejemplos muestran cómo la localización y los síntomas asociados guían la batería inicial de pruebas. La clínica y la evolución a las 24-48 horas suelen ser determinantes para confirmar o descartar diagnósticos.
Recursos y preguntas frecuentes
A menudo las personas se preguntan cuánto tiempo esperar antes de acudir, si deben automedicarse y qué pruebas pedir. Respondiendo de forma práctica: no espere más si el dolor es muy intenso o van apareciendo síntomas de alarma mencionados más arriba. Evite automedicarse con antibióticos o antiinflamatorios sin supervisión médica; el paracetamol u otros analgésicos indicados por un profesional pueden control del dolor, pero siempre bajo consejo. Las pruebas más frecuentes en urgencias incluyen analíticas, ecografía y, cuando corresponde, TC.
Si tienes dolor recurrente sin un diagnóstico claro, considera pedir una segunda opinión o seguimiento en consulta de medicina interna o cirugía general. En mujeres, el seguimiento ginecológico con ecografía transvaginal puede ser decisivo.
Conclusión
El dolor abdominal derecho es un síntoma con muchas caras y destinos posibles: desde trastornos banales que se resuelven con medidas simples hasta urgencias que requieren intervención rápida; por eso es fundamental describir bien el dolor, atender los signos de alarma y buscar valoración profesional cuando algo no encaja o empeora, aprovechando las pruebas diagnósticas adecuadas y la experiencia clínica para llegar al diagnóstico correcto.